//¿Es la doma natural una moda?

¿Es la doma natural una moda?

Desde hace algunos siglos, los grandes maestros clásicos de la equitación han hablado de la importancia que tiene el que un caballo se encuentre relajado y, al mismo tiempo, disfrutando lo que hace para que su desempeño sea mejor sin importar el tipo de actividad o disciplina que realice. Estos expertos y eruditos del conocimiento equino desde tiempos remotos ya tenían nociones del efecto que causaba el uso de ciertas “técnicas”, por lo que aun en aquellos ayeres manifestaron que mediante la agresión y la violencia, no se conseguiría más que un animal sometido y forzado en contra de su voluntad.

REGRESO A LOS INICIOS: LA OPINIÓN DE LOS EXPERTOS

La doma natural para algunos es una moda, para mí no es más que el nombre moderno que se le dio a lo que se ha buscado desde los primeros tratados de la equitación. La doma tradicional y la doma natural se han manejado como dos corrientes completamente opuestas una de otra, sin embargo, hay prácticas comunes que se realizan en ambas vertientes.

Por ejemplo, la doma natural se caracteriza por realizar disciplinas ecuestres con la menor cantidad de arreos y herramientas posibles, dejando al caballo mostrarse libre y teniendo un buen desempeño en las diferentes disciplinas. En este sentido podemos mencionar a grandes maestros como don Carlos Rincón Gallardo, marqués de Guadalupe, en su obra titulada El libro del charro mexicano, publicada en los inicios de los años 70, donde menciona que podía manejar una cabalgadura empleando sólo las piernas, es decir, sin hacer uso de las riendas y el freno.

Algo similar ocurrió en el caso del famoso vaquero y criador de Estados Unidos, Matlock Rose, más o menos en la misma década, cortando ganado y montado en uno de sus caballos más famosos, sin freno y sin rienda. También está el reconocido equitador australiano Andrew McLean, quien menciona en sus tratados que es importante sincronizar las señales en relación con las respuestas que esperamos del caballo; esto significa que acciones tales como quitar la señal antes de recibir la respuesta deseada o mantenerla cuando el caballo ya ha dado la respuesta correcta, son perjudiciales para su desarrollo en el entrenamiento.

Lo anterior, en palabras de maestros como Ray Hunt se traduciría en que este animal aprende cuando se le suspende la presión y no cuando se le aplica dicha presión. Todo es cuestión de cómo interpretemos sus palabras, pero sin duda alguna todos estos expertos nos llevan a la misma reflexión.

Otro maestro clásico es Gustav Von Dreyhausen, quien afirma que hay que aplicar las ayudas con una creciente intensidad, según sea necesario, así como quitar la ayuda tan pronto como sea efectiva. Lo que en palabras del maestro Tom Dorrance (cuya frase también ha sido empleada por otros peritos en el tema, como Marcelino “Chico” Ramírez), debemos ser: “Tan suaves como sea posible, pero tan firmes como sea necesario”.

El caso es que no importa si hablamos de Jenofonte, Francois Robichon, de Antoine Pluvinel o de Buck Brannaman, todos estos eruditos, incluso provenientes de diferentes latitudes, coinciden en que se debe trabajar con la naturaleza del equino, lo que se traduce también en permitirle cometer errores y dejarlo expresarse libremente, de modo que disfrute lo que hace por nosotros.

LA VALÍA DEL CABALLO COMO INDIVIDUO

Por eso, en mi opinión, la doma natural se viene realizando desde que existe la equitación como arte y no importa si es equitación clásica o monta western, el caballo resulta ser el mismo para todos. Esta es la razón por la que debemos darle a este preciado ejemplar toda la importancia que tiene y esto implica, por supuesto, trabajar bajo sus términos y tiempos.

Es primordial, entonces, conocerlo como especie y como individuo teniendo en cuenta sus gustos, limitaciones, temores y necesidades, así como introducirlo a nuestro mundo presentándole las cosas de manera que él las entienda y sacar provecho de lo que puede hacer. Por nuestra parte, es deber brindarle a cambio valores que tal vez por sí solo no podría conseguir. Esto también significa en buscar los medios para encontrar la comunión de dos cuerpos, dos mentes y dos voluntades, volviéndolas una sola.

Como conclusión a este breve escrito, en el tiempo que tengo trabajando con métodos naturales de entrenamiento, puedo decir e incluso afirmar que doma sólo hay una, y es la buena doma. Si bien es verdad que cada quien la interpreta de modo diferente dependiendo de su experiencia y sensibilidad, la realidad es que en el fondo, todos los que trabajamos con esta especie buscamos lo mismo.

Y por encima de todo, no perdamos el rumbo, la esencia: siempre debemos tomar en cuenta al caballo antes que a nosotros mismos, lo cual también implica el darle el tiempo necesario para su desarrollo tanto físico como emocional; de esta forma estaremos en el camino de la buena doma y de lo que no me cabe la menor duda es que cada ejemplar estará siempre dispuesto a darnos lo mejor de sí.

¡Trabaja el cuerpo y la mente de tu caballo!

Álvaro Pedrero
Métodos de Entrenamiento Natural de Caballos