Se ha demostrado que el embarque es uno de los eventos más estresantes y problemáticos para los caballos y sus manejadores. Por otro lado, existe la idea de que el uso de entrenamientos de piso bajo conceptos de “doma natural” suele ayudar a que los caballos embarquen con mayor facilidad y consistencia. En 2003, Shanahan publicó un artículo en la revista Journal of Applied Animal Welfare Science donde menciona la eficacia de un método de entrenamiento de piso para embarcar caballos a un remolque terrestre. En dicho artículo, la autora demuestra que los parámetros fisiológicos empleados como medidores de la respuesta de estrés (cortisol, salival y frecuencia cardiaca) disminuyeron en los caballos utilizados en el experimento después de haberlos trabajado en una serie de obstáculos de piso, sin embargo el artículo no describe a detalle el tipo de entrenamiento ni obstáculos en los cuales fueron trabajados.
El transporte terrestre es un proceso sumamente estresante para los caballos. Este proceso involucra un sin número de estímulos como cambios de piso (por sombras o diferentes sustratos), entrar en espacios cerrados, expectación de llegada a ciertos lugares asociados con manejo diferente, el manejo en sí, embarque, desembarque, separación de un ambiente familiar, aislamiento o agrupación incorrecta, confinamiento, vibración, pérdida de balance, ruidos, exposición a temperaturas y humedad extrema, ventilación inadecuada, exposición a gases, orina y heces, privación de agua y alimento, experiencia del chofer; entre otros; de manera que es difícil evaluar cuál de estos estímulos es es generador de reacciones de miedo y aversión en caballos con y sin experiencias previas.
Houpt (1982) menciona que los tipos de problemas relacionados al transporte en caballos son: 1) que el caballo no embarque, 2) que el caballo embarca pero comienza a asustarse cuando el vehículo empieza a andar, 3) que el caballo viaje bien durante parte del viaje y súbitamente entre en pánico, 4) que el caballo embarque y viaje bien pero no tolere que el transporte permanezca estático. Posterior a lo reportado por Houpt, Waran y Cuddeford (1995) y Lee et al (2001) coincidieron en sus respectivos estudios con que el embarque es el evento más estresante para caballos durante el transporte. Cabe señalar que además de disminuir el nivel de bienestar para los animales, la combinación de un caballo que evita embarcar más un manejador incapacitado o métodos que fuerzan al caballo a entrar, puede resultar en situaciones peligrosas para ambos (Shanahan, 2003).
Desde los años 70 se ha popularizado la “doma natural” como técnica de entrenamiento en caballos de estima con el objeto de mejorar su manejo y desempeño tanto para fines de trabajo como con fines deportivos. Existen muchos manuales y artículos de entrenadores como John Lyons, Pat Parelli, Monty Roberts, etcétera que aseguran la eficacia del uso de sus técnicas para lograr que el embarque sea un evento menos estresante, sin embargo, existe poca evidencia probada de manera científica al respecto. Autores como Shanahan (2003) y, Ferguson y Ruiz (2001) demostraron buena respuesta al entrenar caballos a embarcar en remolques usando técnicas de manejo no aversivo.
El caballo ha sido un buen modelo experimental para estudios de aprendizaje, sin embargo, a nivel experimental se usan en su mayoría técnicas con refuerzo positivo, pero en entrenamiento cotidiano (deportivo o de trabajo) se usa más refuerzo negativo. Al respecto, McCall (1989) y Nicol (2002) revelan que los caballos aprenden mejor usando ambos: refuerzo negativo y positivo, lo cual es la base de la doma natural: respetar la naturaleza de los caballos como animal presa, hacer uso del lenguaje corporal para dar comandos, permitir explorar y analizar situaciones novedosas, premiar las conductas deseadas y dificultar las no deseadas de manera clara y constante para así obtener la respuesta que el manejador quiere (Miller y Lamb, 2005; Bayley, 2006).
Con el objetivo de la obtención de grado de Maestra en Ciencias de Producción y Salud Animal, en el 2008 se realizó un estudio en la Ciudad de México, D.F. que comprobó (al igual que los estudios citados) la eficacia del entrenamiento de obstáculos de piso para facilitar el embarque de caballos, mismo que se describe a continuación.
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