Vendaje de un corvejón lesionado
Hay que empezar vendando ambos pies para protegerlos y mantener el posterior vendaje del corvejón en su sitio. El hueso saliente de la parte interior del corvejón es muy vulnerable a la presión, por lo que no debe apretarse el vendaje.
Hay que utilizar un gran rollo de algodón gasado para envolver la parte superior e inferior de la articulación. Deben darse un par de vueltas por encima del corvejón, cruzar la venda por delante, dar algunas vueltas por debajo y por encima de las vendas de descanso y hacer subir la venda otra vez por la parte delantera del corvejón. Hay que comprobar que no haya presión sobre el hueso saliente y que la punta del corvejón esté bien protegida. Pueden necesitarse dos vendas.
Como los vendajes de los corvejones tienden a deslizarse hacia abajo cuando el caballo se mueve, se puede mantener el vendaje en su lugar poniendo una venda Elastoplast sobre la venda que está por encima del corvejón.
Vendar un casco lesionado
Los vendajes de los cascos se ponen por encima de las vendas de descanso y es difícil mantenerlos en su sitio durante mucho tiempo. El secreto está en utilizar mucho relleno y en poner una venda por encima.
Como siempre, hay que poner las vendas de descanso primero. Debe ponerse la cataplasma o el vendaje sobre el casco y cubrirlo con plástico y un buen trozo de algodón. Debe ser lo suficientemente ancho para poder vendar todo el casco, pero no debe sobrar ningún trozo por debajo del vendaje para que no se pueda estirar. Debe ponerse un trozo de plástico duro o la esquina de una bolsa de plástico limpia sobre el casco y empezar a vendar firmemente alrededor de la cuartilla.
Hay que girar la venda cruzándola en forma de ocho alrededor del casco y por delante varias veces antes de acabar de vendar subiendo. Como alternativa a este sistema, al caballo se le puede poner una equibota.
Ilustraciones de Miguel Martínez