Los potros necesitan de juego suficiente para hacer que su cuerpo sea resistente, la razón, el juego fomenta el desarrollo musculoesquelético del caballo. Diversos investigadores concuerdan que este desarrollo en la edad temprana hace a los ejemplares más sostenibles.
De acuerdo con una publicación de Chris Rogers, Profesor Asociado de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad de Massey en Palmerston North, Nueva Zelanda, para la publicación Animals, este tipo de juegos optimizan el desarrollo óseo, promoviendo que el caballo tenga una menor cantidad de lesiones durante su etapa adulta.
Uno de los aspectos positivos para los caballos es que el ejercicio a edad temprana también evita muchas enfermedades como la diabetes, parecido a lo que pasa con los seres humanos, asegura Rogers. La actividad física durante su época juvenil tiene una relación directa con el impacto del peso sobre los huesos, dando así una estructura ósea más sostenible.
Los movimientos dramáticos que logran, intensos y con gran energía, no los lograrían con caminar largas distancias y pastar. Se asocia este comportamiento al instinto de huir de sus depredadores, preparando el cuerpo desde una edad temprana para esas rápidas escapadas.
Para mantener una vida sana, el juego es de gran importancia incluso para los adultos. Si bien es cierto que el ejercicio los prepara para las competencias, no alcanza a cubrir el trabajo de los juegos entre caballos, los prepara para los desafíos específicos dentro de la vida natural del cuadrúpedo.
Mantener a los caballos aislados puede llegar a dificultar su desarrollo físico, a pesar de que se tiene conocimiento de ello, los científicos aún entender cómo funciona esta preparación, es decir, si es posible que puedan quedar inmóviles sin que les afecte o bien, si durante la edad adulta pueden ponerse al día con caballos jóvenes.