El calentamiento no sólo es importante para los deportes como se podría pensar, por el contrario, siempre que se procure un calentamiento óptimo antes de una monta, se podrá observar a un caballo feliz.
Seas un jinete que lo ha ganado todo o alguien que sólo disfruta de buenos paseos a caballo por la tarde, calentar un mínimo de 20 minutos asegura que tanto tú como el caballo estén preparados para cualquier tipo de disciplina. A través de cuatro objetivos puedes asegurarte de ello.
Un caballo relajado es un caballo preparado
Así como los atletas humanos, el calentamiento debe centrarse en preparar músculos y articulaciones para una actividad más intensa que la que se desarrolla en la vida cotidiana. Estar relajado también entra en esa parte de preparación ya que de lo contrario podría estar tenso dificultando la actividad que se tenga preparada.
Comenzar con el paso antes de llegar al trote y al galope es recomendable para que el caballo tenga entendido que se hará algo distinto a las actividades diarias. También se tiene que considerar el hecho de que los estiramientos deben durar más tiempo.
La necesidad de que esté atento
Los jinetes señalan con regularidad a sus caballos con dos comportamientos: perezoso o tenso. Pero la naturaleza del caballo en sí será diferente en cada ejemplar, por lo que se puede encontrar que estén relajados y listos o los que estén renuentes.
Para los perezosos la recomendación es que entiendan que deben ir hacia adelante afirmando que obedecen con la ayuda de la pierna. Con los nerviosos desearas comprobar que hacen caso a la voz sin la necesidad de tirar, revisando que exista un ritmo uniforme.
El caballo se encontrará enfocado al jinete
El principal enfoque del ejemplar debe estar en las órdenes del jinete, en caso de que este viendo hacia todos lados o que sus ojos y orejas se encuentren fijos en otros elementos de su entorno puede llegar incluso a ser peligroso.
En situaciones como una competencia, el caballo puede querer convivir con otros equinos presentes. Mantenerlo concentrado mejorará en gran medida el desempeño que tenga en cualquier competencia.
Una medida que funciona es hacer muchos cambios de dirección y de sentido, es muy importante que tengas en cuenta que estos cambios no deben ser bruscos.
Estar en sintonía a través del contacto
La aceptación al contacto es uno de los primeros pasos para lograr que un caballo obedezca. Las mejoras se notarán incluso en los saltos. En caso de que cierres tus dedos para solicitar una flexión debes fijarte en la respuesta que tenga.
En caso de que se resista, busca flexionar de un lado a otro su cuello. Debes tener en cuenta que es una rienda por vez, lo que estás buscando es que el caballo relaje su mandíbula en cuanto se le dé la instrucción, recuerda no jalar con brusquedad.
En cuanto esté relajado sentirás la diferencia. Es importante que haya un contacto estable y elástico, por lo que es recomendable que el caballo esté suelto al llegar la prueba de aceptación al contacto, procura que sea la última a realizar.