Este episodio histórico tan relevante impulsó una gran innovación tecnológica; aviones, tanques, gases tóxicos, entre otras cosas, fueron utilizados por primera vez en una guerra. Pero detrás de la moderna maquinaria y de las mentes más brillantes de toda una generación, estuvieron los caballos.
Los caballos se convirtieron de cierta manera en la columna vertebral de vastas operaciones logísticas entre los ejércitos de ambos lados.
Durante el conflicto, el ejército británico desplegó a más de un millón de caballos y mulas. Como no había suficientes caballos en Gran Bretaña para satisfacer la demanda, se necesitaron de más de mil caballos a la semana para cubrir las necesidades, mismos que se enviaban desde América del Norte, lugar en el que existía una abundante oferta de caballos medio salvajes en las llanuras abiertas.
Sí, los caballos eran esenciales, pero estos se usaban de distintos modos a medida que la guerra avanzaba.
Entonces, ¿cuáles eran los papeles que desempeñaban?
Rol de los caballos
En noviembre de 1918, la mitad de los caballos del ejército británico estaban en Francia. El resto se extendió por los Balcanes, Oriente Medio, Egipto, Italia y el Reino Unido. Había cuatro papeles principales: los caballos y mulas de suministro se utilizaron para mover municiones, suministros generales y ambulancias; otros caballos eran montados por soldados en la retaguardia y, en algunas ocasiones, en el frente; existían los caballos de tiro que jalaban piezas de artillería pesada (éstas pesaban tanto como un taxi); y, de igual forma, caballos de ‘caballería’ que se utilizaban en batalla.
¡Caballos en acción!
La Primera Guerra Mundial fue también el primer conflicto bélico en el que se documentó con cámaras fotográficas; era común ver estos equipos en el campo de batalla. Gracias a esto, se capturaron imágenes de caballos en acción: desde sus luchas en el barro del Somme hasta los ejemplares que tiraban de la artillería.
“Perder un caballo era peor que perder a un hombre, porque los hombres eran reemplazables, mientras que los caballos no estaban en esta etapa” mencionaba Bert Stokes, artillero neozelandés.
A continuación, te explicamos algunos detalles importantes acerca del cuidado de los caballos en esa época:
- Alimentación: El ejército británico proporcionó 2,978,301 toneladas de avena y 2, 460, 301 toneladas de heno prensado como forraje durante el conflicto. La ración promedio de un caballo de suministro era de 20 libras de forraje, una quinta parte menos que la recomendada. Esto significaba que el batallón promedio necesitaba al menos 7, 840 libras de avena y heno a la semana para alimentar a sus 56 caballos. Los caballos de tiro eran más grandes y sacaban cargas más pesadas, por lo que requerían al menos 30 libras de forraje diario. Podrían pasar hasta cinco horas comiendo en un solo día.
- Mantenimiento: Para noviembre de 1918, casi 19,000 hombres estaban sirviendo en el Departamento de Remount del Ejército Británico, preparando caballos para ser enviados a la guerra en tres continentes. Cada batallón de infantería de 1000 hombres tenía una sección de transporte de 20 hombres, que cuidaban los caballos de montar, los caballos de suministro y las mulas de suministro. En las condiciones de barro, limpiar a los caballos y su equipo podía tomar hasta 12 horas.
- Atención médica: Más de 1,300 oficiales se desempeñaron como veterinarios en todos los campos de guerra. También había más de 27,000 hombres sirviendo en el Cuerpo de Veterinarios del Ejército, quienes apoyaron el tratamiento médico de los caballos. Los hospitales de la British Army Veterinary Corp en Francia recibieron 725,000 caballos y trataron con éxito a tres cuartas partes de ellos. Un hospital de caballos típico podía tratar 2,000 animales a la vez.
- Mortalidad: En promedio, el ejército británico perdió el 15% de sus caballos cada año. Sorprendentemente, sólo un cuarto de las muertes de caballos fueron causadas por la acción del enemigo. El mayor asesino fue la “debilidad”, una condición causada por la exposición a los elementos, el hambre y la enfermedad.
¿Qué fue de los caballos cuando terminó la guerra?
Al final de la guerra, el ejército británico poseía poco menos de 800,000 caballos y mulas, principalmente en Francia. Decidir qué hacer con ellos fue un gran desafío tanto para el ejército como para Tesorería.
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