La linfangitis epizoótica es una infección sistémica de los équidos, causada por el hongo del suelo dimórfico Histoplasma capsulatum var. farciminosum. Los burros son afectados con menor frecuencia que los caballos y las mulas. Se ha informado sobre ambos tanto en camellos como en ganado, y anecdóticamente, en humanos.
La enfermedad ha sido erradicada en muchos países, pero sigue siendo un problema para los equinos, particularmente en el norte de África, Asia y el Medio Oriente. Es contagiosa, ya que se difunde entre los animales por diversas formas, como inhalación, contacto con la piel con descargas infectadas, fómites e insectos vectores. Las heridas en la piel son sitios comunes de entrada para este organismo.
Tipos de enfermedad
Son tres: cutánea, ocular y respiratoria. La primera es la más común, causando una enfermedad crónica, supurativa, así como dermatitis piogranulomatosa ulcerosa y linfangitis. Los nódulos iniciales aparecen en cualquier parte del cuerpo, pero comúnmente en las extremidades inferiores, pecho y cuello. Cuando se rompen, descargan un pus espeso, mientras que las lesiones ulceradas después cicatrizan y se curan. Las lesiones avanzan a nivel local a lo largo de los vasos linfáticos, los cuales se convierten en cuentas con agrandamiento de los ganglios linfáticos regionales. Es común que ocurran ciclos repetidos de lesiones ulcerosas y de nódulos que sanan.
Por su parte, la queratoconjuntivitis con secreción muco purulenta caracteriza la forma ocular y es más común en los burros. Los resultados de los formularios respiratorios resultan en muco purulenta (con pus y moco), incluyendo secreción nasal, después tos y dificultad para respirar.
Signos clínicos
En las tres formas, la naturaleza crónica de la enfermedad conduce a la debilidad y anorexia. Los animales de trabajo ya no pueden realizarlo, lo que lleva al abandono por parte de sus propietarios, especialmente en aquellas zonas donde la atención veterinaria no está disponible o accesible, o donde la eutanasia no es fácilmente aceptada. Algunos parecen recuperarse, pero el mecanismo de la inmunidad y la posibilidad de ser portadores, no tiene un papel claro.
Diagnóstico
Con respecto al diagnóstico de campo de la linfangitis epizoótica se refiere a la identificación del organismo en un frotis de material aspirado de un nódulo no roto. Al analizarlo, la levadura se presenta como estructuras ovoides a globosas pleomórficas que miden 2-5 micras de diámetro, que se encuentran de forma extracelular y también en los macrófagos. Los organismos suelen estar rodeados por una especie de “halo” cuando son teñidas por Gram, el cual útil en la diferenciación rápida de muermo (que son difíciles de diferenciar clínicamente). Es posible realizar un cultivo del organismo, pero es difícil. Para ello se ha desarrollado una prueba cutánea, la de Histofarcin (similar a la tuberculina y a las pruebas de maleína), pero requiere de mayor validación. También se han descrito diversas técnicas serológicas, pero lamentablemente no están disponibles de manera comercial. Se ha desarrollado un PCR (reacción en cadena de la polimerasa) para H. capsulatum var. capsulatum , lo que podría resultar útil en el futuro.
Debe decirse que el tratamiento es difícil. Si bien la anfotericina B es el fármaco de elección, pero dado que la mayoría de los casos ocurren en los animales de trabajo que son propiedad de personas pobres de bajos recursos, los antifúngicos modernos que serían los adecuados para el tratamiento de la enfermedad, rara vez están disponibles o accesibles. Más comúnmente se emplean de manera sistémica yoduros (yoduro de potasio por vía oral o yoduro de sodio por vía intravenosa), donde también se utilizan la resección local de los nódulos y la tintura de yodo de forma tópica. Hay que mencionar que el tratamiento es largo (3-4 semanas), donde el propietario debe comprometerse a realizarlo. Por otra parte, el inicio del tratamiento temprano de la enfermedad aumenta las tasas de éxito.
Tratamiento
Históricamente, el control de la enfermedad se centró en sacrificar los animales infectados, la higiene estricta y el control del movimiento para limitar la propagación. Esto suele ser poco práctico en zonas endémicas, sobre todo en los países en desarrollo donde el control se concentra en educar a los propietarios sobre la prevención de heridas, control de vectores, el manejo de los arneses y el equipo relacionado, la presentación temprana para el tratamiento y la eutanasia en casos avanzados.
Consecuencias
Esta enfermedad desatendida tiene un impacto significativo en el bienestar de los équidos de trabajo y tiene importancia económica para muchos propietarios de escasos recursos con un acceso inadecuado a los servicios de salud de los animales que dependen de ellos para su sustento. Se requiere más investigación para entender completamente las vías de transmisión, factores de riesgo y la inmunidad, así como el desarrollo de los diagnósticos y productos terapéuticos sencillos, asequibles, transportables y estables.