//Principales dermatosis en equinos de Yucatán: dermatomicosis (parte 2)

Principales dermatosis en equinos de Yucatán: dermatomicosis (parte 2)

Las condiciones climatológicas de Yucatán favorecen el desarrollo de enfermedades fúngicas como la habronemiasis cutánea y la dermatomicosis. Esta última es causada por dermatofitos que afectan epidermis, cabello, folículos capilares y anexos. Es altamente contagiosa y puede prevenirse si se llevan a cabo adecuados manejos de higiene.

La dermatomicosis o infección micótica superficial, es provocada por hongos que invaden sólo tejidos superficiales queratinizados (piel, cabello, pelo y uñas), pero no a los tejidos profundos. Es causada por tres géneros de hongos (dermatofitos) que pertenecen a la familia Arthrodermataceae, siendo los géneros que causan esta patología Microsporum spp., Trichophyton spp. y Epydermophyton spp. (Jawetz et al., 1983). 

Género Microsporum 

M. canis. Es un hongo zoofílico de distribución mundial y el más frecuente de las especies zoofílicas que afectan al hombre. Puede permanecer  viable en los pelos infectados durante más de 300 días a temperatura ambiente. 

Las lesiones varían desde áreas bien definidas de descamación hasta zonas discretas circulares con pérdida de pelo y vascularización periférica. Se pueden observar raíces de pelos rotos, particularmente hacia la periferia. En casos graves hay costras gruesas o la infección puede generalizarse con descamación, eritema y pérdida de pelo sobre áreas muy extensas (University of Adelaide, 2008).  

M. gypseum. Es un hongo geofílico (del suelo) distribuido mundialmente en áreas cálidas donde existe como agente de vida libre y es ahí donde la mayoría de los animales se infectan. En caballos las lesiones desarrollan costras gruesas que se desprenden y dejan áreas alopécicas (aspecto de “manto mordido por polillas”), similares a las de T. equinum (Aiello, 2000). El aislamiento de piel o pelo es de poco valor, a menos que haya evidencia microscópica de su naturaleza parasitaria. 

Suele encontrarse en el pelo de los animales como una forma transitoria (no parasitaria) e inocua de su hábitat natural que es el suelo. Los pelos infectados contienen fragmentos de micelio y al microscopio se observan micelios ramificados con tabiques y masas de artrosporas de varios tamaños. Sobre la superficie del pelo hay masas irregulares de esporas grandes y algunas se presentan en cadenas.  


Género Trichophyton 

Es un hongo antropofílico (el reservorio habitual es el hombre). Infecta principalmente a humanos y ocasionalmente a animales. Se cree que son formas evolucionadas de hongos zoofílicos que han perdido gradualmente la afinidad por la queratina animal. De sus 21 especies solamente T. mentagrophytes, T. equinum y T. verrucosum  afectan al caballo. 

T. mentagrophytes: existen por lo menos dos variedades zoofílicas: T. mentagrophytes var. mentagrophytes y T. mentagrophytes var. quinckeanum (Cottral, 1978). Los reservorios importantes son mascotas (como los perros) y muchos animales silvestres, en particular roedores (Cottral, 1978). Se trasmite de persona a persona por contacto directo o indirecto a través de fómites (objetos). La transmisión entre diferentes especies es rara, pero existen casos de caballos a humanos (Monzon y Rodríguez, 2008). 

Las lesiones suelen presentarse en cabeza, cerca de boca y ojos o en la base de  la cola, pero también en cualquier parte del cuerpo (como en la zona donde se amarra la silla). Las lesiones aparecen como áreas irregularmente definidas de alopecia con descamación, inflamación y costras. Se pueden formar pústulas en las orillas de las lesiones, existiendo supuración bajo las costras. Los pelos infectados muestran una cubierta de esporas pequeñas de 3-5 µm de diámetro, que pueden presentarse en cadenas pero que se agrupan en masas alrededor del pelo (Cottral, 1978). 

T. equinum: hay dos variedades distintas y es el agente causal de la dermatomicosis en equinos; también se ha aislado en perros y humanos. Potros y animales viejos parecen ser más sensibles y mostrarán lesiones aisladas distribuidas en miembros posteriores y hombros, o en el área de la silla. 

Aparecerán como una inflamación que puede sentirse sobre el pelo y las áreas se harán gradualmente visibles a medida que el pelo se aglutina y se forman áreas de descamación de color gris que progresan hasta que el pelo empieza a desprenderse, formando una costra gruesa sin exudado. La piel infectada revela hifas ramificadas y artrosporas. El interior de los pelos infectados contiene hifas y el exterior está cubierto de cadenas de artrosporas de 3-8 µm de diámetro. 

T. verrucosum: es el principal agente de la dermatomicosis en bovinos, pero también se ha aislado en caballos, cerdos, borregos y perros, entre otros animales domésticos. También es causa común de dermatomicosis en humanos. Las lesiones varían desde áreas discretas de descamación ligera y alopecia, hasta placas claramente circunscritas de 3-10 cm de diámetro cubiertas con costras blanco-grisáceas. 

Los sitios de infección suelen ser en cabeza, alrededor de los ojos y cuello, incluso otras áreas. En una lesión activa la costra está fuertemente adherida, encontrándose pus debajo, y si hay prurito se ven áreas muy irritadas con exposición de tejidos subyacentes. Alrededor del borde de la lesión y en la costra en sí, se pueden encontrar troncos de pelos rotos e infectados. 

Cuando la lesión empieza a cicatrizar se pierde la costra gruesa y aparecen áreas secas de descamación que dejan placas grises sin pelo. Los raspados de piel o los fragmentos de costras revelan hifas ramificadas y cadenas de artrosporas como en las infecciones antes mencionadas. 

Epidermophyton: en este género sólo forman macroconidios en forma de mazo con una o cinco células, integrando colonias de color verdoso-amarillento; muta con rapidez, formando un color exagerado blanco estéril. Invaden piel y uñas, pero nunca el cabello (Fernández. 2005).


Casos clínicos

Se seleccionaron 36 casos clínicos de ambos sexos, de diferentes razas y edades remitidos a la Clínica de Grandes Especies del Campus de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la UADY. Se utilizó como criterio de selección a caballos con lesiones en piel con un patrón alopécico, descamativo con o sin prurito, y se hicieron raspados. 

Se utilizaron dos portaobjetos por cada muestra, uno con hidróxido se potasio al 10 % y el otro con azul de algodón para observar al microscopio. Se hizo un cultivo en agar microbiótico (0.05 g de cloranfenicol, 0.4 g cicloheximida, 10 g de dextrosa y 10 g de peptona diftona) añadiendo ácido nicotínico. Las muestras se guardaron en un lugar oscuro y a temperatura ambiente (28 ºC), monitoreando cada semana, durante un mes. 

Al analizar bajo el microscopio, se determinó la presencia y características de las macroconidias y microconidias para identificar la especie del dermatofito. Las muestras fueron positivas a la presencia de artrosporas e hifas de dermatofitos. Las especies aisladas se presentan en el Cuadro 1. 

Cuadro 1. Resultado del raspado directo y cultivo micológico de los caballos muestreados en el CCBA-UADY.

Casos (36)Resultado micológicoResultado del cultivo
21 (58.3 %)PositivoT. mentagrophytes
9  (25 %)PositivoT. equinum
5  (13.8 %)PositivoMicrosporum spp.
1  (2.8 %)PositivoE. flocosum

Se encontró una mayor frecuencia de T. mentagrophytes (58 % del total), T. equinum (25 %), Microsporum spp. (13.83 %) y E. floccosum (2.8 %). Diversos estudios reportan la prevalencia de estos hongos en animales. Cabañes et al. (2006), realizaron un estudio retrospectivo de 10 años encontrando en caballos T. equinum y M. equinum. Por su parte, Khosravi y Mahmoudi (2003) hallaron una prevalencia del 31.4 % de dermatofitos, siendo el de mayor porcentaje M. canis (38.3 %), seguido por T. verrocosum (31.8 %), T. mentagrophytes (13 %) y M. gypseum (7.7 %). 

Mahmoudi (1995) reportó una prevalencia del 42 % de infección fúngica en caballos, siendo el género Trichophyton el más dominante y T. equinum la especie más común. Moretti et al. (1998) encontraron una prevalencia del 9 % en caballos siendo T. equinum el mayor organismo aislado. En Alemania, Schmidt (1996) analizó 606 muestras de varios animales domésticos, encontrando una alta prevalencia de T. equinum en las muestras de caballos.

Conclusiones

De acuerdo con los hallazgos, hay una alta prevalencia de T. equinum en los casos de dermatomicosis en caballos, que contrasta con nuestros resultados (T. mentagrophytes). En México se han realizado estudios sobre la prevalencia de dermatomicosis en animales de compañía, siendo M. canis el hongo más comúnmente aislado en perros y gatos, seguido por M. gypseum y T. mentagrophytes (Cervantes, 2003), pero no se reportan estudios en caballos. 

El mayor porcentaje de caballos infectados con T. mentagrophytes en nuestro estudio puede atribuirse a que al tener alta prevalencia en roedores y humanos, tienen mayor acceso a los caballos (Bettenay, 2008). Aspectos relacionados con factores de virulencia como la producción de enzimas (mayor en T. mentagrophytes que en T. equinum), podrían desempeñar un papel importante para favorecer la colonización de T. mentagrophytes (Kostro, 1989). 

Se aisló además E. floccosum (dermatofito antropofílico), aunque no hay reportes de su presencia en infecciones de caballos. Finalmente, Trichophyton es el dermatofito común de las lesiones alopécicas y descamativas en caballos de Yucatán, siendo T. mentagrophytes la más frecuente. 


Blanco  JM*, Gutiérrez BE, Lizcano MA

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