En este mundo son miles y millones los seres que lo transitan. Algunos tienen la fortuna de tener vidas apacibles y maravillosas desde el inicio, pero muchos otros no son tan afortunados. Y sin embargo, algunos de estos últimos pueden demostrar su enorme valía y son un ejemplo de lo que es posible hacer incluso cuando se tiene todo en contra. Tal es el caso de Valiente: un caballo que, como su nombre lo dice, fue fuerte, capaz, vigoroso y con unas ganas inmensas de vivir como todo ejemplar que conozco, un potro que luchó como un verdadero campeón hasta el final.
Un rescate esperanzador
Pero comencemos desde el inicio. Una tarde en San Luis Potosí, un conductor lamentablemente atropelló a tres caballos; dos de ellos por desgracia murieron en el lugar del accidente, pero el tercero, un potro, sólo resultó herido. El potro Valiente, como decidimos nombrarlo por su valentía, sobrevivió, pero con el accidente sufrió una fractura muy fuerte en su pata. Recibimos el llamado de auxilio y, como solemos hacer en estos casos, rápidamente nos coordinamos en Rancho Ecuestre El camino y Defensoría Animal para coordinar el rescate.
Tomamos la decisión de trasladarlo a la UNA, en donde los doctores, maravillados, se dieron cuenta de las ganas que tenía este joven ejemplar de seguir adelante, pues a pesar de la severidad del tremendo golpe que sufrió, demostraba gran ánimo de luchar para más adelante, ya restablecido, poder galopar por las veredas.
Para ello se le realizaron diversos estudios como rayos x en todo su cuerpo, se detectaron los daños y lesiones que tenía, y sobre todo, la fractura que había sufrido, sino duda se trataba de lo más aparatoso que experimentó nuestro valeroso y joven ejemplar. Por supuesto, nosotros en el santuario deseábamos sólo una cosa, y era ver a ese vivaz potro corriendo y disfrutando de todo, pues realmente se notaba que tenía ganas de vivir y salir avante del accidente.
Hasta los valientes deben descansar…
Luego de varios estudios y placas se tuvo una determinación que no nos gustaría que nadie tuviera que pasar con algún caballo, porque supimos que era demasiado complicado que después de las operaciones que se le tenían que aplicar, de todas formas él seguiría sufriendo debido a la gran fractura sufrida.
Por esta razón inmediatamente se comunicaron conmigo para darme la trágica noticia. Fue así que contacté a los rescatistas que estuvimos con Valiente desde el día del accidente para comunicarles este triste veredicto, y con todo el dolor en nuestros corazones, se decidió que lo más humano sería aplicarle la eutanasia. Esto ocurrió el día 30 de septiembre, en medio de gran tristeza e impotencia, pues como bien saben, nuestro único objetivo siempre es dar una vida vigorosa y llena de felicidad y tranquilidad a cualquier animal que sea rescatado por nosotros.
Un fin noble para un potro valeroso
Valiente, como decidimos llamarlo a pesar de no conocer su nombre real, fue un nombre que elegimos gracias a las ganas y el ímpetu que tuvo desde que nos miramos a los ojos y hasta que su luz se fue apagando poco a poco, para por fin descansar en paz. Estuvo acompañado en todo momento de la paramédico de equinos Isabel, y fue así como su cuerpo estuvo por fin libre de dolor y tuvo la gran dicha y tranquilidad de dormir eternamente.
Le doy gracias a la vida por permitirme conocer animales con esas ganas de seguir, son mi motor y lo que cada día me hace darme cuenta que mientras haya un ser que necesite ayuda, yo estaré cerca para brindársela. Sin duda alguna Valiente me dio una lección como muchos animales suelen dárnosla, y es la de luchar hasta el final, demostrar que se puede seguir y pelear hasta el último momento.
Es entonces cuando me doy cuenta que ellos, al igual que los humanos, tenemos los mejores sentimientos para quien nos da la mano y nos apoya a seguir siempre ayudando y apoyando, que es lo que nuestra fundación hace día con día.
Sin duda alguna sé que Valiente hoy se encuentra en el cielo de los caballos, galopando sin dolor y sin sufrimiento, donde sé que algún día nos encontraremos y correremos felices por la inmensidad del cielo equino.
Gracias Valiente por esta lección de vida, bien aprendida, y sobre todo por la enorme fuerza que siempre me enseñaste. Fue poco el tiempo que te conocí, pero sin duda alguna marcaste mi existencia por lo vigoroso que te veías y por las ganas que tenías de seguir adelante, con esa mirada de agradecimiento que me regalaste antes de dormir, la cual atesoro y llevaré por siempre en mi corazón…
Toni Starr de Camil
Santuario El Camino