Las fracturas son un riesgo conocido en especial para caballos deportivos y durante el entrenamiento. Su severidad varía, y las consecuencias pueden llegar a ser catastróficas según el hueso afectado y la configuración de la fractura. En la Clinéquine VetAgro Sup de Lyon, el 1.3 % de los animales recibidos son diagnosticados con fracturas del esqueleto apendicular.
Son difíciles de reparar y sanan más lento, por la imposibilidad de pedirle a un caballo reposo absoluto y el uso de muletas para no poner peso en el miembro fracturado. El tratamiento actual varía dependiendo de la configuración y el hueso. Las técnicas de reducción por osteosíntesis han mejorado (fijación interna, tornillos, placas de compresión dinámica, clavos de fijación externa, u otros) junto con la calidad de la anestesia, nuevos fármacos y técnicas de recuperación que disminuyen la incidencia de refractura.
Epidemiología
Una fractura es la pérdida completa o incompleta en la continuidad del hueso, cartílago o ambos, y se produce como consecuencia de un esfuerzo excesivo que supera la resistencia del hueso. Tiene diferentes orígenes (traumatismo o por estrés/fatiga); en el primer caso están las patadas (más frecuentes y en caballos viejos), colisiones y accidentes de tránsito. Los caballos ligeros son más propensos en relación con los pesados; los huesos más afectados fueron la ulna, el segundo y cuarto metatarso, en comparación con los metacarpos rudimentarios.
Las fracturas cuyo origen son lesiones de estrés repetitivo/fatiga, suelen presentarse en caballos de carreras; al principio son pequeñas y focales, y progresivamente se extienden formando una grieta que se alonga, culminando en fractura completa.
Los reportes científicos al respecto suelen ser catastróficos, y varían según el país: en EU los huesos sesamoideos proximales son los más afectados, y en Reino Unido el tercer hueso del metacarpo y la primera falange; la edad media es de 2.5 años, siendo más propensos a sufrirlas durante el primer año de competencias.
Clasificación de las fracturas
Depende de la severidad, si tienen comunicación con la piel, su morfología, la zona del hueso afectada y si están desplazadas. Pueden ser:
• Abiertas: cuando la piel es interrumpida y el hueso fracturado está en comunicación con el medioambiente a través de la herida.
• Cerradas: cuando la piel se conserva intacta 8.
• Completas.
• Incompletas.
Por su morfología:
• Simples: tienen una sola disrupción en la circunferencia del hueso, pudiendo ser sagitales, para-sagitales, en espiral, oblicuas y transversas.
• Multifragmentarias: se separa el hueso en más de tres fragmentos pudiendo ser conminutas y multifragmentada con el segmento intacto.
Por su localización:
• Segmento proximal: pueden ser articulares, involucrar el cartílago de crecimiento (Salter Harris), extra articulares.
• Diáfisis: aplica a huesos largos; se divide en tercio proximal, medio y distal.
• Segmento distal: pueden ser condilares, trocleares, articulares.
• Uniaxiales.
• Biaxiales.
• Subclasificaciones: cada hueso tiene clasificaciones propias, por ejemplo, tercera falange, tipos 1 al 7, olécranon tipos 1 al 5, entre otros.
El mecanismo de fracturas se divide en tres categorías:
Monotónicas: es resultado de aplicar fuerzas altas (accidentes o colisiones).
Patológicas: cuando una fuerza moderada o mínima, fractura un área debilitada del hueso causado por algún desorden patológico, como las neoplasias o la osteoporosis.
Por fatiga: resultan de una aplicación repetitiva de una fuerza moderada (caballos de carreras). Aunque el hueso se repara a sí mismo durante el reposo, la aplicación repetida de fuerza predispone a una lesión continua, causando se propague.
Los huesos cicatrizan en varios grados y la edad juega un rol importante; la cicatrización ósea se divide en inflamatoria, reparativa y de remodelación.
Diagnóstico
Los estudios radiológicos se consideran la prueba de oro para el diagnóstico de fracturas, aunque la tomografía computarizada (TC) en combinación con los modelos en 3D es muy útil para diagnosticar fracturas multifragmentarias. La TC utiliza la radiación de iones para crear información morfológica basada en la radiodensidad del tejido.
Signología
Los signos son: claudicación 4-5/5, inflamación del miembro, supresión total del peso sobre el miembro afectado; en fracturas abiertas y desplazadas suele ser evidente la visualización de un fragmento óseo o la pérdida de estabilidad en el miembro, crepitación y deformación. Las fracturas incompletas presentan inflamación de la zona y claudicación moderada (3/5), haciéndolas difíciles de diagnosticar.
Otros datos
Traumatismos directos pueden sugerir la presencia de una fractura, como patada de un congénere, caídas, colisiones; algunos jinetes y entrenadores reportan escuchar un “pop/crack” durante el entrenamiento, seguido de cojera aguda; caballos que recientemente realizaron actividades deportivas de alto rendimiento. Durante el examen clínico se debe de tomar en cuenta la condición y el temperamento (la sedación en animales nerviosos es aconsejable); aquellos con supresión de apoyo, lesiones cutáneas e inestabilidad en el miembro.
Los diferenciales de fracturas son: fracturas, luxación, subluxación, abscesos subsolares, fisuras, parálisis del nervio radial, artritis séptica, lesiones en los ligamentos, celulitis, avulsión del plexo braquial.
Descripción de casos
Se analizaron de manera retrospectiva los expedientes médicos de los caballos presentados a la Clinéquine durante diez años (2008 a 2018). Los datos colectados fueron: hueso fracturado, zona de fractura, si era abierta o cerrada, lado fracturado, miembro fracturado, tratamiento, complicaciones, raza y edad.
La configuración de la fractura fue tomada de los reportes médicos o radiográficos. Se consideró que el tratamiento fue exitoso si el caballo fue dado de alta vivo del hospital y regresó a algún tipo de actividad deportiva. Aunque las razones de eutanasia no fueron definidas, incluyeron: pronóstico sombrío, fractura no reducible durante la cirugía, complicaciones posoperatorias, razones económicas.
Resultados y cifras
Fueron 179 caballos tratados, 93 % con un solo un hueso involucrado y una edad media de 7.08 años (rango entre 9 días a 25 años), el 25 % jóvenes, 61 % adultos, 11 % geriatras (>15 años) y cuatro de edad inespecífica. El 71 % fue tratado, del cual 79 % fueron tratamientos invasivos y el resto conservativos, 17 pacientes fueron no tratados y sí dados de alta por voluntad del propietario, y 34 fueron eutanasiados a la admisión. Un total de 111 fueron dados de alta del hospital.
De todos los casos la primera falange fue el hueso más afectado, seguido por el cuarto hueso rudimentario y por la ulna; los menos afectados fueron la fíbula, el hueso navicular y los huesos del tarso. Para el tratamiento, según el tipo de fractura, se utilizaron tornillos, férulas con fijación externa, vendajes con férula, así como combinaciones de éstos.
El conocimiento de la incidencia, tipo, tratamientos, prognosis y complicaciones en las fracturas más comunes es de importancia para todo veterinario, con el fin de clasificar los riesgos y beneficios entre un tratamiento conservativo en comparación con un tratamiento quirúrgico. Este estudio presenta éxitos a corto plazo, aunque son necesarios estudios de seguimiento para determinarlo a largo plazo y un retorno a la actividad deportiva para definir un pronóstico acertado.
Villanueva-Cámara AG*, GANGL M. Université de Lyon, VetAgro Sup, Campus Vétérinaire de Lyon, Pôle de compétences en santé équine, Marcy l’Etoile, F69280, Francia