En Outer Banks, una cadena de islas frente a Carolina del Norte, cada año la Corolla Wild Horse Fund recibe cartas para que protejan a los caballos cuando las tempestades se acercan a la costa. Para ello la fundación provee únicamente de mayor cantidad de agua y heno a los caballos, pero nada más. ¿Por qué no los evacuan?
Los caballos salvajes que ahí habitan tienen su origen en España. En el siglo XVI los colonizadores durante los viajes dejaron caballos abandonados, que pronto dieron pie a la existencia de mustangs coloniales españoles.
Son 5 siglos los que los caballos salvajes llevan viviendo en estas islas, por lo que durante ese tiempo desarrollaron una técnica que es efectiva y que los ha salvado de desaparecer, incluso antes de que hubiera una institución que los cuidara.
En fenómenos naturales como Dorian, los caballos detectan el cambio en la presión del aire, lo que los hace agruparse en manada. La meta es buscar el punto más alto en la isla, en donde se cubrirán con los árboles de la región.
Aunque las medidas son mínimas por parte del equipo que los gestiona, gracias a que la forma de de los caballos protección es efectiva, estos son etiquetados, en caso de que se pierda alguno para proceder a buscarlo posteriormente.