//La verdadera competencia del Endurance y el horsemanship

La verdadera competencia del Endurance y el horsemanship

“El jinete puede estar satisfecho solamente cuando el caballo ama su trabajo”, reza la frase. Desde la época de las tribus de los beduinos y sus extensas travesías a lomos de esta especie por diversas partes de la zona árabe y Asia, hasta las competencias modernas de 80, 120 y 160 km, el Endurance ecuestre ha tenido siempre un enfoque en común: llegar de un punto A un punto B en el menor tiempo, pero siempre cuidando al ejemplar.

Ha sido siempre una práctica donde el jinete guía al caballo en un recorrido seguro para poder llegar a algún sitio, ya fueran los españoles durante la Conquista en México o los competidores del Mongol Derby en la estepa de Mongolia.

El verdadero protagonista del Endurance
Basándome en este enfoque, me gustaría recalcar la importancia del cuidado y la priorización del caballo por encima de todas las cosas en la práctica de este deporte. Entrando en materia, se trata de una disciplina ecuestre, la cual consiste en un evento de resistencia cronometrado sobre una ruta marcada a lomos del caballo. Dicho esto, este animal juega una importancia fundamental, ya que es el que hace todo el trabajo duro: es quien recorre el kilometraje y quien lleva noblemente al jinete de un punto a otro o en un circuito.

En la actualidad las competencias de Endurance han sido muy populares a lo largo del mundo debido a su manera de demostrar resistencia, un buen entrenamiento del ejemplar y, muy importante, el horsemanship, cuyo término se refiere a su buen manejo en cualquiera y todos los aspectos a la vez, lo cual es de crucial importancia para poder andar largos kilometrajes con él. Es algo crucial si se espera hacer de la práctica de la disciplina algo exitoso.
No obstante, la misma notoriedad del deporte, y más en los países de origen de dicha disciplina (Arabia), ha atraído una incesante necesidad de competencia característica de cualquier competencia. Esto ha llevado claramente a su popularización, sin embargo, da pauta a una corrupción en la manera de mirar a esta especie y sus hazañas.

¿Es una máquina, el caballo?
Me gustaría por tanto hablar de mi experiencia y mi conocimiento, como jinete competidor desde hace ya 13 años de este deporte con experiencia tanto nacional como internacional. He tenido la fortuna, y de cierta manera la desgracia, de ver y participar en competencias tanto nacionales como internacionales. Me refiero a desgracia por la misma perversión con la que a veces nos encontramos prácticas no adecuadas al caballo como la que mencioné anteriormente.

A esta especie se le ha visto en la modernidad, como a un corredor de enduro de motocross ve a una motocicleta: como una simple máquina. Me gustaría dejar en claro que ha habido muchas experiencias en las cuales he visto lo mucho que se le puede llegar a exigir, y sobra decir injustamente. Y de ninguna manera debe ser así.

Primero deseo decir y aclarar datos claves sobre la constitución tanto física como etológica del caballo. Para empezar se trata de un animal netamente herbívoro, de complexión grande, por tanto es una presa en su hábitat natural, con comportamiento curioso, pero a la vez asustadizo. Es por tanto que, en primera instancia y debido a sus instintos, siempre tratará de huir y buscar la manera de evitar el conflicto.

No pasemos por alto que en la naturaleza no es un animal que pelee por comida, territorio o defensa propia (a menos que en este último caso se trate de su último recurso). Se podría decir, en esencia, que se trata de un ser dócil, noble, pero a la vez fuerte, razón por la cual, me atrevo a afirmar, el hombre encontró en él un medio tanto de ayuda con tareas, como de transporte, esto desde los inicios de la humanidad.

Por la misma nobleza que posee y su ausente necesidad de competencia, la cual es inherente como instancia primitiva en el ser humano, es claro que el pensamiento de depredador que este último tiene y el pensamiento de presa del animal, chocan y difieren en bastantes sentidos. No obstante, en la historia se ha logrado tener un entendimiento con el equino a nivel técnico mediante varios métodos de “comunicación” con él, por ejemplo (aunque el término sea usado para diferentes técnicas), la doma natural.

Aplicando la doma natural
En ella las técnicas y teorías varían de muchas maneras y en muchas representaciones. Sin embargo, el enfoque y el objetivo es el mismo: llegar a establecer una relación mediante un sistema de comunicación con el caballo… ¡sin maltrato! De aquí proviene una frase que escuché de un maestro de la doma natural, Marcelino “Chico” Ramírez, que dice: “tan suave como sea posible, pero tan fuerte como sea necesario”. Toda la esencia de la relación sin perjuicio de esta técnica es algo que se comparte con el Endurance ecuestre. Por reglamento en las competencias está prohibido el maltrato hacia el caballo de cualquier manera.

Esto ocurre debido a que no se considera necesario tener que recurrir a esa alternativa para poder guiar al ejemplar durante las competencias o recorridos realizados. Con el simple hecho del entendimiento de equino a jinete debe ser posible realizar un kilometraje exitoso a voluntad del primero inculcada por el segundo, sin llegar al maltrato.

Así que en base a todo lo antes mencionado, se llegó al punto en el que la competencia en el Endurance es en esencia probar la resistencia del caballo con el manejo eficiente del jinete para poder recorrer cierto kilometraje manteniendo el mejor bienestar del animal. Sin embargo, he podido notar que últimamente se inclinan más por hacer menor tiempo, aunque eso cueste a la larga el bienestar del ejemplar, que el preocuparse por su salud durante y después de la carrera.

¿Realmente se cuida a los ejemplares durante la competencia?
De nada sirve un caballo excelente en una carrera de Endurance si después va a tener problemas en articulaciones, sistema digestivo, respiratorio, cardiovascular, o que incluso le cause la muerte prematura. La verdadera competencia es poder probar todos los aspectos positivos ya mencionados del animal para poder de igual manera medir la valía como jinete en esta disciplina. El horsemanship que se posea, no sólo a nivel técnico y de obediencia con el caballo, sino a nivel biológico y etológico, es sumamente importante.

Me parece pertinente agregar un poco de mi experiencia en relación a este aspecto de la disciplina. Yo he competido en Endurance en México desde que era Junior Rider (categoría que llega hasta los 14 años), Young Rider (de los 14 años a los 21 años), y estoy en el proceso de convertirme en Senior Rider. En mi experiencia he comprobado dos cosas fundamentales: la primera es que un buen entrenamiento del caballo te puede llevar lejos en esta disciplina, y la segunda es que sin un buen cuidado del mismo (dentro y fuera de la competencia) no hay manera de poder sobresalir en este deporte.

Me refiero a que he visto caballos que tienen una velocidad superior a los 25 km/h que ganan premios. El gran “pero” es que tienen extensos e incontables problemas de articulaciones, metabólicos y de diversa índole. Y todo esto es llevado a cabo debido a que se pierde la noción fundamental de que se trata de un ser vivo sintiente, al cual hay que brindarle el cuidado necesario y específico.

Claro, no se debe dejar atrás un muy buen entrenamiento, como sería el de cualquier atleta de alto rendimiento, pero la competencia y un buen desempeño en la disciplina de enduro ecuestre, puede llevarse exitosamente si se balancea el entrenamiento coherente y un cuidado riguroso de la salud de nuestro ejemplar.

Daniel Galán Franco
Jinete Young Rider y vocal del Consejo de la Asociación de Endurance Ecuestre