//Coaching equino: aprendizaje y sanación

Coaching equino: aprendizaje y sanación

Detrás de cada modalidad que utiliza al caballo hay un aspecto innato a él que nos brinda: su habilidad de sanar. Impartimos muchas sesiones de aprendizaje asistido con equinos, pero ninguna es igual a la otra porque nunca deja de sorprendernos.

Nadie podrá entender lo que pasa en el corazón, mente y espíritu de cada paciente que entra en la pista para confrontarse a sí mismo y descubrir, tal vez, el porqué de todos sus malestares. Ni siquiera nosotros, los acompañantes, encontramos la dimensión verdadera de lo que sienten antes y durante la sesión. Pero los que sí lo perciben son los benditos caballos.

Su sabiduría y percepción son inmensas. Son reales y auténticos, y por lo mismo enseñarán la realidad de su sentir como es. Reciben y reaccionan ante mínimos estímulos emocionales y sentimentales, revelando lo que realmente necesitamos ver.

Nadie nos ha dicho si somos capaces o no de aceptar lo que vemos ni de responder adecuadamente o no, ante lo que ellos nos enseñan. Es nuestro aprendizaje y lección.

Curación y sanación profundas
Una paciente padecía de fibromialgia, con dolores intensos casi insoportables, tanto como las razones emocionales que produjeron esta somatización extrema.

“Yo no sabía hasta qué grado el dolor emocional que experimentaba pudiera paralizarme. Si no gritaba era porque sentía que no me creían. Me sentía patética. Antes de tomar el avión al rancho El Calentano, no podía caminar más de una cuadra. Sólo yo sabía el infierno que soportaba. No entendía por qué cambiaba de lugar el dolor, pero estaba ahí recordándome que pronto estaría incapacitada.

‘Tanja y sus caballos eran lo que me quedaba, la única esperanza. Mis manos estaban casi inertes, llenas de dolor por la inflamación, mi espalda irritada por tantas pomadas. Sabía que era emocional, pero no entendía el origen y cuando supe de ellos, intuí que me dirían qué era y de dónde venía la depresión. Toqué fondo cuando falleció mi abuela: sentí dolor en el vientre, mi portal femenino, como si cargase penas de generaciones pasadas, tristezas acumuladas, miedos que no eran míos, recuerdos que dolían como navajas que cortaban mi piel, mi columna… Moría lentamente. Me decían “¡sé feliz!”, pero serlo sin depender de nada es muy distinto.

‘Cuando vi a los caballos en fotos, lloré: conecté con ellos y al llegar no podía creerlo. Siete u ocho me esperaban y no pude contener las lágrimas: me lamían las manos, mordisqueaban mis dedos, no había uno solo que no tocara mis manos. Me dejé llevar y tenían expresiones faciales diferentes, las mismas que yo tenía. Sentí que me iba a desvanecer. ¿Cómo era posible? Nadie les dijo nada, ni les contó sobre mi vida, mis dolores.

‘Por detrás se acercó alguien especial, la mayor de todas las yeguas, la más ancianita, que era poco usual que llegara a saludar. Una imagen vino a mi mente y dije: “Mi abuela, ella falleció hace cuatro años. Todavía hay pendientes entre nosotras”. Fue un encuentro que no esperaba, un dolor que no identificaba pero que ella me puso enfrente para verlo, confrontarlo y sanarlo. Hizo su trabajo, me abrazó y me desarmé. Sentía cómo crecía ese dolor a flor de piel. El dolor de manos desapareció. Me ayudaron a cerrar ese ciclo, me abrazaron y se retiraron anclando la energía. Hice un trabajo gigantesco, de varias sesiones, información y mucha sanación”.

Coaching, una misión especial del caballo en la Tierra
Nadie nos puede mostrar con tanta claridad y transparencia lo que mora dentro nuestro, pero hay quien nos puede ayudar a soportar lo que necesitamos ver y trabajar, apoyándonos y sosteniéndonos, o empujándonos: es el caballo, y sabe con seguridad regresar fe y esperanza.

¿Por qué lo hace? Será simplemente porque Dios lo puso en nuestro camino cuando solicitamos un amigo para compartir sus aventuras y desaventuras. Es la leyenda de todos los pueblos nativos del universo. Creo que ambos nacimos para crecer juntos y él siempre estará dispuesto a llevarnos hacia estas aventuras del autodescubrimiento y la sanación… ¿Y nosotros?

Tanja Netscher
Escritora y fundadora de Revelaciones Equinas