En entrevista exclusiva para Mundo Equino, el también rejoneador Pedro Louceiro nos cuenta sobre el magno evento que lleva su nombre, el cual reunió a jinetes y aficionados el pasado 3 de noviembre, en el Centro Ecuestre de Val’Quirico, en Tlaxcala.
Antes de darse cita en el evento, realizó una clínica con jinetes tlaxcaltecas para desempeñar un buen papel en la competencia de Equitación de Trabajo, donde se observaron aspectos teóricos y prácticos para sortear los obstáculos y las pruebas del circuito, en una competencia inédita que se dio en la entidad.
¿En qué consistió el Reto Pedro Louceiro?
Principalmente en divertirnos compartiendo nuestra pasión por los caballos en un ambiente bastante sano; Val’Quirico es un lugar muy atractivo tanto para competidores como para el público en general.
El reto constó de tres pruebas, en cada una hay un juez con cronómetro en manos donde se trata de sumar la menor cantidad de segundos posibles por equipo. La primera prueba fue la de maneabilidad, en modalidad de tiempo ideal. La segunda de velocidad, y la tercera es la llamada “prueba de la vaca”. Se formaron equipos de cuatro integrantes y cada binomio aportaba su tiempo al equipo. La sumatoria determinó al ganador, así como los mejores tiempos individuales.
La idea principal del evento es invitar a la gente a que conozca la Equitación de trabajo, pero de manera más relajada. Y una vez que entienden la mecánica, ganen experiencia al participar en el formato más estricto de la disciplina. Mi ideal es llegar a conformar un equipo competitivo para representar internacionalmente a México, tanto en mundiales como en invitacionales.
¿Qué es la Equitación de trabajo?
Es una disciplina muy divertida y muy completa. Tiene sus orígenes en Europa y cada vez más países la han adoptado. Inició hace 20 años en México, más tarde emigró y tomó fuerza en la ciudad de Monterrey, donde he sido seleccionado nacional representando a nuestro país en diferentes mundiales, por lo que tengo la consigna de promover este deporte que no es tan conocido.
Consta de cuatro pruebas: enseñanza, maneabilidad, velocidad y prueba de la vaca. La primera consiste en realizar una tabla de adiestramiento según la categoría, en una pista de 20 x 40 m.
La maneabilidad, por su parte, se realiza en una pista de mayores dimensiones, donde se trata de sortear diferentes tipos de obstáculos, semejantes a los que podrían encontrarse en el trabajo de campo, como cruzar puentes, abrir cercas, saltar, ejercicios con garrocha, entre otros. Cada ejecución es calificada por uno o más jueces, quienes son además los diseñadores de las pistas y quienes determinan la cantidad de obstáculos y el nivel de dificultad de cada uno de ellos.
La prueba de velocidad consiste en realizar el mismo recorrido, pero sin importar la ejecución: sólo importa el tiempo. Finalmente, la prueba de la vaca es por equipos de tres o cuatro participantes, y consiste en separar una vaca de la manada y llevarla hasta un corral que se encuentra al otro lado. Esta prueba es muy divertida cuando el ganado no coopera mucho.
Sin duda, es una disciplina muy diferente, pero en los niveles más altos es muy exigente en términos técnicos. Los binomios deben tener el temple para adaptarse tanto a los ejercicios técnicos en enseñanza (Adiestramiento) y maneabilidad, como a la obediencia extrema en fuerza y velocidad que requieren la prueba de velocidad y la de la vaca. Los caballos quedan puestos y dispuestos para todo.
¿Cómo logras trabajar de manera armoniosa en esas pruebas?
Se trata de conexión y sensibilidad. Cada animal es distinto y sus necesidades de liderazgo también varían, porque hay ejemplares más inseguros que necesitan de mucho apoyo moral, físico y energético, y en cambio hay otros que tienen muchísima voluntad por realizar lo que se les pide.
Lo mejor del evento fue el ambiente, donde todos disfrutamos de los ejemplares y del lugar. El público se emocionaba cuando los binomios lograban sortear algunos de los obstáculos más difíciles. El hecho de ver caballos tan impresionantes constituyó un espectáculo en sí. Ni siquiera la lluvia que nos tocó por unos momentos nos detuvo, y la audiencia estaba tan fascinada que se quedó a disfrutar del evento.
¿Qué otras actividades hubo alrededor del Reto?
La sede del reto es atractiva con su arquitectura medieval que ofrece a los visitantes una gran variedad de actividades, restaurantes y boutiques. También pudieron disfrutar del recorrido a caballo por el pueblo que, sin duda, fue un factor que imprimió magia a este acontecimiento.
¿Piensas repetir el evento en breve?
En Nuevo León tenemos un circuito de Equitación de trabajo que comprende seis fechas. Tengo planeado realizar uno en León y otro en Guadalajara, además deseo repetirlo en Tlaxcala a finales de año, no sin antes organizar algunas fechas en Puebla-Tlaxcala para fomentar la disciplina, generar más binomios y más competencia. La idea es que la fecha de la final nacional sea en Val’Quirico.
Además tienes la Academia Pedro Louceiro, ¿qué puede aprender la gente?
Lo que más me gusta enseñar es entender a los caballos, independientemente de la disciplina que más les llame la atención. Pero trato que mis alumnos sepan y participen en todas aquellas que enseñamos, ya que eso les da muchísimas herramientas para disfrutar de lleno a los equinos sin saturarlos con la monotonía de una sola disciplina. Uno de nuestros lemas es fomentar el arte y la versatilidad ecuestre.
Mi pasión por los caballos va mucho más allá de disfrutarlos en diferentes actividades. Es experimentar la conexión espiritual que logro con ellos, siendo la rehabilitación emocional lo que más disfruto. Cuando llega a mis manos un ejemplar con muchos problemas y con un historial de confusión y maltrato terribles, considerado incluso peligroso, y lograr que después se convierta en un animal feliz, productivo y colaborador, realmente me llena y me hace sentir útil en el universo.
También desarrollamos alumnos de todos los niveles en: Adiestramiento (Dressage), Salto, rejoneo, Equitación de trabajo, Alta Escuela, Volteo y enganches.
Hablando del rejoneo, ¿cómo conjugas esta actividad con las disciplinas y sus eventos?
El rejoneo es una pasión que llevo en la sangre. Es un legado que intento perfeccionar con mucho orgullo y la ventaja es que vivo en un país donde la fiesta brava no representa un asunto absorbente. Soy la tercera generación de rejoneadores, pero la sexta vinculada a los caballos, pues mi bisabuelo fue herrero y veterinario; además tenemos más familiares lejanos comerciantes de equinos (en Portugal). Tengo mis caballos de torear listos para cuando surgen los contratos y tengo otros para diversas disciplinas como Adiestramiento, Salto, Alta Escuela y Equitación de trabajo.
En Adiestramiento, Nacho (Ignacio Treviño, jinete de para-Dressage entrevistado en Mundo Equino 93), es uno de mis alumnos ejemplares. No solo es una inspiración para todos, sino que es también un impulsor y un motor de alto octanaje siempre dispuesto a participar, organizar y apoyar en todos los proyectos ecuestres que se nos ocurren.
Es sumamente disciplinado y tiene una de las mayores pasiones por los caballos que yo haya conocido, así que cuando se trata de Adiestramiento nos enfocamos en pulir los ejercicios de las tablas, pero cuando en la mira hay Equitación de trabajo o algún espectáculo de Alta Escuela, nuestros objetivos se centran siempre en lo que tenemos por delante, concluyó.