Ninguna persona nace sabiendo el manejo adecuado de los caballos, por lo que es normal cometer errores durante las rutinas diarias y que pueden llegar a convertirse en graves problemas. Se debe poner atención en ellos cada día, tanto para evitar accidentes como para que su cuidado sea el mejor posible.
En ocasiones hay cosas tan simples que se llegan a pasar por alto, ya que se asume que es algo evidente de realizar. Sin embargo, cuando se trabaja con caballos el entrenador o encargado se da cuenta que no existe nada demasiado elemental que deba obviarse. Cada cosa, por más simple y sencilla que sea, tiene una función importante y con un gran impacto hacia el ejemplar.
Es por ello que todos los días hay que estar conscientes de ciertas actividades que ayudarán a un mejor programa de entrenamiento.
1. Bebederos de agua
El lugar en donde se encuentre el caballo siempre debe haber un bebedero que sea fácil de alcanzar por él. Un ejemplar promedio bebe entre 25 y 60 litros diarios de agua, dependiendo de factores fisiológicos de cada uno, así como de su edad, peso, si está lactando, genética, tipo de actividad, entre otros.
Además se suman factores externos como el clima (temperatura y humedad), la actividad física (trabajo y ejercicio realizado), así como la alimentación que recibe (porcentaje de humedad del forraje, grano y concentrado que obtiene de su dieta). Es por ello que siempre se debe estar al pendiente, ya sea de rellenarlos o revisar que estén funcionando correctamente, si es que se cuenta con bebederos automáticos.
2. Alimentación y limpieza de las caballerizas
No sólo se trata de dar de comer y limpiar la caballeriza cada mañana: se trata de inspeccionar el lugar donde el caballo habita. Es necesario revisar que los comederos estén vacíos de la comida anterior, ya que si no comió nada o sólo una parte puede ser una señal de que algo no anda bien. También es prioritario revisar que haya una cantidad correcta de estiércol en el lugar; esto dará una referencia de que está haciendo una buena digestión, y con ello se pueden prevenir cólicos.
3. Asegurarse de que todo esté simétrico
Es importante, a la hora de ensillar, asegurarse de que todos los elementos se encuentran simétricos y bien centrados en el lugar correspondiente. Por ejemplo, cuando se coloca la carona es primordial que de ambos lados esté balanceada y bien colocada por debajo de la silla, así como dejar un poco de carona en el frente de ésta, ya que tiende a recorrerse hacia atrás.
Además también debe levantarse la carona del área de la cruz, la cual debe tocar la cabeza de la silla por la parte inferior, dejando un espacio libre entre la cruz y la carona, que tiende a recorrerse hacia abajo, apretando y lastimando la cruz. Por su parte, el cincho debe ajustarse de forma adecuada, y cuando esté apretado, debe de estar al centro de la barriga del animal.
4. Embridar correctamente
Antes de llegar con el caballo ya se debe llevar listo y acomodado el freno en el brazo, esto conlleva que la barbada fue desabrochada con anterioridad y la cabezada revisada de manera previa. Cuando se está apunto de embridar al ejemplar, el manejo correcto de las manos hace la diferencia para una buena colocación.
Se debe abrazar su cuello con la mano derecha, además de tener listo el freno y la cabezada en la izquierda. Entonces la mano que abraza el cuello, se desliza hasta la nuca o zona de las orejas; es ahí donde se le pide que baje la cabeza para que esté a una altura moderada para poder colocar posteriormente el freno. Se toma la cabezada con la mano derecha y se acomoda el freno en el hocico con la izquierda, metiendo el dedo pulgar en los asientos del hocico para que abra y así evitar golpear sus dientes al momento de colocar el freno o filete en su boca.
5. Nunca se debe guardar al caballo como si se aventara una cosa a la caballeriza
Un buen inicio debe tener un buen final. Primero debe ingresar el entrenador o cuidador a la caballeriza, cabresteando al caballo, para después hacer un giro en forma de U, como si fuese de nuevo a salir. Después se desamarrará la mitad de la gamarra o almartigón y va a sujetarse con éste del cuello. Se acaricia al ejemplar por unos segundos, para después soltarlo por completo y es justo ese momento el apropiado para salir de la caballeriza, de tal manera que quien se aleje sea el entrenador.
El ejemplar puede ir anticipando el movimiento de quitarse la gamarra o almartigón, lo cual propicia un comportamiento no deseado, y en cuanto siente que lo están soltando, ocurrirá que salga en dirección opuesta al entrenador. Esto puede llegar a ser no sólo irrespetuoso, sino en ocasiones hasta peligroso, por ello es necesario y muy útil tomarse sólo unos instantes más para propiciar una conducta positiva y un estado de relajación a la hora de soltarlo.
Estos pasos se deben tener en cuenta cada día que se trabaja con caballos, ya que siempre las pequeñas cosas hacen la diferencia en un buen entrenamiento y además previenen accidentes.