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Coaching asistido con equinos: retos


El coaching asistido con equinos tiene varias modalidades: el empresarial y grupal, además el individual. Se desprenden del aprendizaje y la psicoterapia asistida con equinos y tienen múltiples aplicaciones. Se ha escrito mucho sobre sus beneficios, pero quienes se dedican a ello se enfrentan a retos y dificultades importantes.

Coaching asistido con equinos

El coaching individual se dirige a personas que solicitan iniciar y trabajar procesos de crecimiento personal. Suele enfocarse a la salud emocional mejorando también la salud física. Los facilitadores necesitan estar preparados, ya que se enfrentan a determinados retos.

El coaching grupal o empresarial se refiere a grupos de individuos, en donde también se desarrollan actividades de aprendizaje asistido con equinos; el rol del facilitador es más proactivo y se deben preparar las dinámicas con anticipación para lograr resultados. Pueden acudir familias, empresas o ciertas comunidades.

Retos comunes de ambas modalidades

Elección de la manada

Saber escogerla es primordial para realizar las actividades y optimizar los resultados esperados. Los caballos deben ser equilibrados y acostumbrados a convivir en grupo, así como saber identificar su carácter y temperamento, roles y jerarquía que desempeñan en la manada (aun si estará integrada sólo una ocasión); todo ello da información importante y ayuda a minimizar los riesgos.

  • Caballos muy sensibles tienden a ser demasiado reactivos y pueden poner en riesgo tanto a sus pares como a las personas que están dentro del área de trabajo,
  • Caballos jóvenes son más impulsivos y tendrán reacciones más exacerbadas,
  • Sementales o caballos muy dominantes pueden complicar el manejo y el desarrollo de las dinámicas.
  • Equinos lisiados o grandes de edad pueden limitar el desarrollo con poco movimiento o inmovilizaciones.

Facilitadores

Hay una serie de recomendaciones a tomar en cuenta al conducir sesiones de coaching:

  • Esta especie es altamente sensible y tiende a reflejar los sentimientos, no solamente de pacientes, sino también de facilitadores. Ellos requieren una preparación adecuada para no interferir con los procesos de quienes acuden a sesiones individuales;
  • El facilitador tiene que ser imparcial y no emitir juicios, porque se pueden malinterpretar o lastimar más que ayudar;
  • Saber cómo manejar situaciones de crisis o problemas emocionales fuertes de los pacientes (catarsis) es indispensable. El trabajo con los caballos toca fibras muy sensibles, despierta dolores y traumas no resueltos, además de mover sentimientos profundos;
  • Tener un manejo suficiente del caballo para poder reaccionar en situaciones de riesgo;
  • Es primordial un conocimiento profundo de la especie, de su lenguaje verbal y no verbal.  

Procesos individuales

En general, el coaching es apto para la mayoría; pero hay algunas limitantes.

  • Es difícil atender a individuos con alguna discapacidad, ya que se requiere de cierto nivel de conciencia para reflexionar sobre la experiencia vivida.
  • Pueden acudir personas con condiciones físicas especiales que sí se pueden atender pero con un cuidado extremo: muy enfermas, en silla de ruedas, con problemas de locomoción o en etapas terminales.

Procesos grupales o empresariales

Necesitan toda la atención de los facilitadores, porque los caballos reciben estímulos más numerosos y variados. Cuidar las reglas de seguridad es aún más importante. Para lograr talleres productivos, se recomienda:

  • Elegir cuidadosamente las actividades que facilitan los procesos de aprendizaje y obtener las enseñanzas programadas,
  • Tener la firmeza y el temple necesario para mantener el grupo en orden y estar conscientes de situaciones de riesgo,
  • Tener la capacidad de asistir procesos emocionales individuales incluso dentro de un proceso grupal general.

Conclusión

El trabajo con equinos es apasionante. En estas actividades nos proporcionan información importante, dando claridad y objetividad necesarias para resolver conflictos, obtener logros, manejar situaciones complicadas y dificultades emocionales, entre otros.

Los facilitadores deben tener formación y conocimiento suficientes, tanto del mundo del caballo como de la naturaleza del ser humano, además de cualidades: ética profesional, empatía, generosidad, compasión y una disposición sin igual para permitir procesos fluidos, efectivos y duraderos. Son necesarios meses de preparación, años de práctica y experiencia: el trabajo con la salud emocional de las personas es una responsabilidad inmensa.