//La Gran Chichimecatlalli y los indios a caballo, 2a Parte

La Gran Chichimecatlalli y los indios a caballo, 2a Parte

Indios a caballo, enemigos de cuidado         

La Conquista en el territorio americano fue también símbolo de una nueva oportunidad para aquellos que decidían aventurarse a luchar en tierras desconocidas. Muchos de los conquistadores no tenían bienes en su tierra natal, así que la empresa representaba un aliento de vida, aún cuando se estuviera jugando con la muerte.

Las expediciones hacia el septentrión no sólo tenían el fin de llegar a las soñadas minas, también se esperaba encontrar espacios en los que se pudieran fundar nuevos poblados españoles. Los conquistadores que no habían llegado a las primeras campañas en el centro buscaban la oportunidad de tener mercedes de tierra para su propio beneficio e iniciar una nueva vida.

Pensar que estas campañas estaban solamente motivadas por la búsqueda de minerales, nos hace olvidar en ocasiones que este tipo de actividades deben estar bien sustentadas por otras; es decir, la minería no se puede mantener por sí misma, al contrario, se necesita de una buena base que produzca alimento. Por tal razón es que en las expediciones existía también el anhelo de encontrar tierras fértiles en las que se pudieran establecer centros urbanos.

Si la primera etapa de la Conquista y cristianización de las tierras mesoamericanas fue un periodo de pérdidas humanas (de ambas partes) y bienes materiales, la conquista del occidente y norte fue una empresa de mayor desgaste debido a las frecuentes invasiones chichimecas.

El descubrimiento de las minas de plata en la sierra de Zacatecas en 1546 generó una fuerte migración, echando la semilla de nuevas ciudades y también el de la primera guerra india cuya duración ha sido la más larga. Este enfrentamiento tuvo sus inicios con la Guerra del Mixtón, nueve años antes de que la situación se tornara más violenta durante el periodo de la Guerra Chichimeca.

Los descubrimientos de las vetas de plata no sólo llevaron más gente a poblar la región sino también iban ligados al traslado de ganado y la trasportación de personas, lo cual significó la introducción de los caballos como elementos de guerra, pero también como animales de carga y trasporte, pues surgió la necesidad de crear nuevos caminos que garantizaran el abasto a los nuevos pobladores. Ello significó un cambio de objetivos por parte de los “desnudos” chichimecas y, en vez de la recolección de frutos y semillas, robaban los abastos que llevara la gente del camino.

Los indios chichimecas –como en su momento los indios del centro de México, tuvieron cierta impresión al ver no sólo a la gente que comenzaba a asentarse en el territorio, sino también todo lo que ellos portaban (armas, ropas, animales). El asombro que causaban los animales fue grande, sobre todo cuando se trataba del caballo. Este animal no sólo causó impresión y temor entre los mexicas, tlaxcaltecas y tarascos, también en el caso chichimeca debió pasar. Los chichimecas (nómadas) siempre fueron pueblos que trataban de sobrevivir en las condiciones más agrestes, por lo que el enfrentarse a nuevos enemigos y nuevas especies significaba la obtención de nuevos recursos para sobrevivir.

Si en un primer momento causó temor enfrentarse a un caballo durante las primeras batallas, pronto se percataron de las ventajas que éste tenía, sobre todo en cuestiones de agilidad y movimiento. Los equinos permitieron un avance mucho más rápido en los ataques, así como el simple desplazamiento de las tribus durante sus peregrinares por el territorio y, algo sumamente importante, representó un apoyo pues fueron animales de carga.

Por una parte, el animal representó una ventaja para los conquistadores, pues en el continente americano no existía algo semejante (fuerte, resistente, obediente y veloz), pero con el tiempo también representó un problema junto con los chichimecas, quienes aprendieron a domarlos y los utilizaron para el saqueo de campamentos o ciudades que se establecieran en el territorio.

En un inicio, las tribus chichimecas se caracterizaban por el uso del arco y la flecha como armas de ataque e instrumentos de caza. Después, cuando aprendieron a domar a los caballos, se caracterizaron por ser buenos jinetes y arqueros, lo cual fue lo peor que pudo ocurrir para los españoles.

Los europeos pronto se percataron del enemigo al que se estaban enfrentando, ya que ni la conquista diplomática, militar o religiosa podía someter a los guerreros chichimecas. Durante cuarenta años (1550-1590) existieron fuertes conflictos, los cuales caracterizaron la segunda mitad del siglo XVI. El uso de la espada por parte de los españoles no fue la solución para calmar la situación, al contrario, ello provocó nuevas rivalidades y ataques en los que se perdieron muchas vidas humanas.

Lograr la pacificación en el territorio fue muy difícil, sobre todo porque se trataba con gente que por su complejidad social (tribal) no estaba sujeta a las ordenanzas de un señor o sacerdotes, más bien era más libre que los sedentarios, y por ello es que la diplomacia del requerimiento nunca funcionó.

El modo de vida del “guerrero del norte” hacía de él un enemigo indómito, evanescente y sumamente poderoso que se movía en su territorio ancestral de aridez. Los españoles temieron a los chichimecas por ser hombres aterradoramente valerosos, buenos al caballo, incomparables arqueros y maestros de la guerra de súbitos ataques y retiradas. Nunca fueron vencidos por las fuerzas militares españolas que, curiosamente, eran invencibles en su continente.

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Bibliografía

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  2. Cortés, Hernán, Cartas de Relación, México, Porrúa, 1993.
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  5. Powell, Phillip W., La Guerra Chichimeca (1550-1590), México, FCE, Tercera reimpresión, 1996.
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