//Disciplina y pasión, las claves del éxito: A. Mills

Disciplina y pasión, las claves del éxito: A. Mills

Alejandro Mills, autodenominado amante del vino, del buen comer y del romanticismo, pero sobre todo de los caballos, comparte cómo su afición, que nació desde que tenía 14 años, lo llevó a ser un referente en el mundo ecuestre y en las nuevas generaciones.

Conocido como el “Flaco” Mills, debido a su delgadez desde que inició como jinete en la Escuela Hípica Las Águilas, relata parte del secreto que lo ha llevado a ser representante de México en la prueba de Salto, obteniendo varios galardones, y ahora en su papel como entrenador.

“La clave es la constancia, la disciplina, el trabajo del día a día, pero una de las cosas más importantes en este deporte, es encontrar el caballo adecuado, porque al final aunque tengas todo lo demás, si no tienes un buen ‘motor’, un buen ejemplar, será difícil; es como en los autos, por mejor piloto que seas, el coche importa.

‘Lo fundamental es encontrar uno que tenga las aptitudes para que pueda ser nivel top. Al final del día es un binomio, y si no hay ese balance en el mismo, es complicado. Hay jinetes muy buenos con caballos que no tienen esa casta y no llegan al balance”, sentenció.

Aunque la fórmula parece clara, no es sencilla, como el mismo Mills confiesa, pues el proceso inicia con la búsqueda de animales jóvenes o desarrollándose, evaluando sus habilidades. “Ahí ves a dónde puede llegar, ves su potencial y un poco a futuro; en ese momento decides si te la juegas”.

Seguidor de los alemanes Marcus Ehning (participante de la próxima Longines Global Champions Tour en México) y Christian Ahlmann, Alejandro hace un análisis, ahora en su papel como entrenador y la responsabilidad que conlleva.

“Soy entrenador porque me apasiona mucho: prácticamente desayuno, como y ceno caballos; desde muy joven podía llegar al club a las 6:00 am e irme a las 7 u 8:00 pm. La verdad me gusta mucho el tema de la enseñanza: desde joven he tenido buena conexión con la gente, sé explicarles, transmitirles lo que siento, la manera de trabajar arriba de un equino, además he tenido la oportunidad de colaborar con entrenadores importantes, como el mismo jefe de equipo en México, Stanny Van Paesschen”, explicó.

Crear un binomio, el principal reto

Basado en su experiencia trabajando con jinetes principiantes, Mills no duda en describir el principal reto al que se enfrentan, luego del mayúsculo, que es elegir a un buen caballo.

“Lo que más se le complica al jinete que empieza, es aprender a trabajar al equino. Es algo que la mayoría de la gente no sabe, incluso hay quienes dan clase y no tienen la noción exacta de cómo trabajarlo en el piso. Y lo primero que tiene que hacer un jinete es trabajarlo bien, que es la base, lograr que salte como si fuera un resorte; si no tiene eso empieza el problema, pues a la hora de saltar no tiene el control necesario para ponerlo en una distancia para librar un obstáculo, para eso necesita control, y para tener control necesita un buen trabajo de piso en el animal”.

Sin embargo, crear un binomio competitivo también requiere un periodo de madurez, el cual sólo se obtiene con el paso del tiempo y cientos de horas de práctica, es decir, equivale a una formación cronológica y ascendente.

“Lo mejor es tomar bases siendo infantil; el paso siguiente es volverse juvenil, luego viene young riders (jinetes jóvenes). Los más pequeños saltan 1.20 m, los juveniles saltan 1.35, 1.40 m, y los Young Riders saltan 1.50 m. Éstos últimos ya pueden formar parte de un equipo, ya pueden representar a México, pueden estar en una olimpiada porque tienen más de 18 años”, explica.

Pese a que existen casos de jinetes que llegan a competencias internacionales con un proceso más corto, Alejandro hace énfasis que el desarrollo no es el mismo, “Sí puede, pero es difícil; la juvenil más bajita es 1.20 m, es complicado que alguien empiece a concursar en 1.20 m, incluso cuando empiezas a saltar en tus primeros entrenamientos, es en 60 cm”.