//¿Miel para curar heridas?

¿Miel para curar heridas?

La miel es la sustancia natural dulce producida por la abeja Apis mellifera o por diferentes subespecies, a partir del néctar de las flores y de otras secreciones extra florales que las abejas liberan, transportan, transforman, combinan con otras sustancias, deshidratan, concentran y almacenan en panales.

Más antigua que el hombre, la miel tiene incontables propiedades, entre las que se incluye su uso terapéutico, el cual desde tiempos remotos era conocido por diversas civilizaciones. Su vigencia, confirmada por variadas investigaciones, reafirma hoy su amplio espectro curativo, incluso con ventajas sobre fármacos de origen químico.

Hay referencias sobre su uso en documentos muy antiguos, pues contiene todas las vitaminas que los bromatólogos o expertos en nutrición consideran necesarias para la salud: las del grupo B, tiamina, niacina, riboflavina, ácido pantoténico, piridoxina y biotina, además de ácido ascórbico o vitamina C.

Los usos médicos aparentemente singulares de la miel en las antiguas civilizaciones, tienen hoy su explicación científica en el estudio de las propiedades fisiológicas y terapéuticas de este producto natural. Su uso como agente terapéutico ha continuado dentro de la medicina popular hasta nuestros días. En la India, la miel de loto se usa para tratar enfermedades de los ojos. Otros ejemplos de los actuales usos de la miel en la medicina tradicional son: como terapia para piernas ulcerosas infectadas, dolor de oídos, tratamiento tópico de la rubeola y sarampión, úlceras gástricas y dolor de garganta, por lo que su utilización en la medicina veterinaria se ha ido popularizando cada vez con más éxito.

El tejido de granulación, es un signo de evolución favorable en las heridas sépticas, factor que favorece la miel de abejas, pues la cicatrización por la acción que ejerce sobre la división celular, la síntesis y maduración del colágeno, la contracción y epitelización de la herida y el mejoramiento del equilibrio nutricional, han sido probados con éxito. En relación a sus propiedades antiinflamatorias, estudios han demostrado que la miel inactiva el factor de transcripción NF-KB, regulador de la expresión de varios genes que codifican moléculas pro-inflamatorias como la enzima ciclooxigenasa-2 (COX-2), factores de crecimiento y citoquinas.