Si estás considerando adquirir un animal entrenado, debes tener en cuenta algunas cosas, pues usualmente estos ejemplares rebasan los cinco años de edad y ya tienen antecedentes que facilitan su elección. Por ello debes saber que la genética es uno de los factores más relevantes a la hora de elegirlo, pues de la misma manera que sucede en caballos Pura Sangre de carrera, los orígenes de uno criado para Endurance, hablan mucho de él.
Características como salud, resistencia a enfermedades, composición de fibras musculares, maquinaria enzimática para la utilización de energía en forma correcta, velocidad, o incluso la recuperación de su frecuencia cardiaca entre etapas, son algunas de las aptitudes buscadas en este tipo de caballos y que son altamente heredables.
Otro factor es el tamaño, el cual en algún punto es valioso pero no significativo, pues lo más importante serán los movimientos del caballo. Por ejemplo, un animal de 1.60 m de alzada puede correr más rápido que uno de 1.52 m, pero a un costo energético mayor, lo que reduce su efectividad en largas distancias.
Además de este factor, la conformación es fundamental, pues no hay campeones sin buen aplomo, así que deberás de ubicar su estructura, su capacidad de desplazamiento y resistencia, pues caballos pobres de lomo sufren en largas distancias y tienen menos capacidad para soportar el cansancio; porque el lomo de esta especie es por donde el impulso de los miembros posteriores se convierte en desplazamiento.
La composición corporal debe evaluarse con cuidado, como sucede con los deportistas humanos de élite, y saber el porcentaje de grasa corporal será un punto crítico. Un deportista esbelto y entrenado tiene alrededor de un 6 a 8% de grasa corporal y está comprobado que esta cantidad es suficiente para correr cuatro maratones de 42 km.
De esa comprobación se desprende que sobrestimamos lo que debe pesar un caballo o cómo debe lucir al momento de una competencia, pues el peso es un punto crítico al momento del desarrollo de cualquier disciplina deportiva: no puede estar en pobre estado, pero tampoco debe tener sobrepeso, y menos aún ser obeso. El exceso de grasa no sólo tiene impacto en el peso, que a su vez impacta en los miembros y lesiones, sino también en la termorregulación.
En cuanto a la fibra muscular, ésta es genética y es cierto que existe un viraje con el ejercicio hacia el tipo de fibras necesario para la larga distancia, hecho que lleva hasta años de valoración científica cuestionada. La composición de fibras musculares es otro de los puntos críticos que va a determinar la eficiencia del caballo en la producción, utilización de energía y su conversión en movimiento.
El nivel de entrenamiento será otro factor por evaluar y sobre éste hay que ser muy objetivos y tener en cuenta cuán entrenado se encuentra a la hora de probarlo. De nada sirve hacer una estimación de un animal que no está a la altura de la prueba. De la misma forma, un ejemplar entrenado acorde, nos puede dar una idea de cuál es su estándar al momento de la evaluación.