//Un deporte que no distingue género ni edad

Un deporte que no distingue género ni edad

Dentro de los Juegos Olímpicos existen distintas modalidades para el único deporte en el que hombres y mujeres se enfrentan en igualdad de condiciones: el ecuestre, mismo que se divide en tres modalidades, la Doma, el Concurso Completo y el Salto. Además, es uno de los deportes en los que la edad no es un impedimento, prueba de ello sucedió en los más recientes Juegos de Río, con la participación de la jinete Julie Brougham, de 62 años. Ella logró llegar a Río gracias a una trayectoria destacada, sin embargo, el camino por recorrer fue más largo de lo que un competidor promedio de olimpiadas pueda esperar. Brougham nació el 20 de abril de 1954, en Manawatu, Nueva Zelanda, dentro de una familia con gran afición ecuestre.

Inició al montar a Flash, un pony que compartía con su hermana y con el que posteriormente compitió una gymkhana. Posteriormente participó en distintos eventos y logró diversos títulos, nacionales e internacionales en la modalidad de Doma, por los que después pudo participar en la reciente contienda olímpica. Actualmente es madre de dos hijos y cuando no está trabajando con su caballo, llamado Vom Feinsten, prefiere pasar tiempo con su familia, ver rugby, leer y hasta salir de compras. Pero ¿cómo logró llegar hasta esta competencia? Como ella, muchos jinetes alrededor del mundo tienen que superar muchas pruebas y éstas pueden presentarse desde que son muy jóvenes, hasta edades más avanzadas.